«Humanicemos la especie humana y el desarrollo de los pueblos, bajo los principios sagrados y las leyes de la naturaleza·
Cuando te toque, no preguntes por qué a mí, sino para qué a mí?. Nada viene de la nada, todo tiene un origen y un propósito: el universo, la naturaleza y la creación, todo proviene de Dios, a pesar de que los humanos nos autoproclamamos dueños y señores de todo cuanto existe, desconociendo la autoridad divina y la dinámica de la naturaleza, reservándonos el derecho de usar inadecuadamente los recursos naturales, transformándolos y convirtiéndolos en bienes de mercado, que se venden al mejor postor comprometiendo el bienestar de las generaciones por venir, a tener tierra fértil, aire puro y agua dulce de calidad para satisfacer sus propias necesidades.
El planeta tierra es único, insustituible e irrepetible, sólo en éste se desarrolla la vida, condición que los humanos deberemos privilegiar y jamás olvidar, porque éste trae consigo al propio tiempo, el carácter intrínseco de fortaleza y vulnerabilidad sistémica, donde la preeminencia de una o de la otra depende del comportamiento humano; es decir de nuestra actitud y buen juicio para actuar, para honrar su compromiso generacional y sobre todo, cultivar su inteligencia emocional que permite colocarnos por encima de las mezquindades humanas (intereses particulares y la avaricia desmedida), para dar paso a la capacidad de respuesta ante las adversidades naturales y antrópicas.
Cada fenómeno natural y/o situación adversa, pone en evidencia la fragilidad humana a la que también sometemos al planeta del que somos muy dependientes y aún no percibimos la magnitud del riesgo y seguimos mentalizados en el supuesto de una sociedad atrapada en el inmediatismo, donde el mañana, los procesos evolutivos, los ciclos y leyes de la naturaleza, al parecer no cuentan, lo que nos plantea construir de manera colectiva, una nueva visión fundamentada en el respeto, los valores, la protección y la conservación de la madre tierra.
Lo que hoy está pasando, en el mundo, es quizás el resultado de la provocación humana, que contrapone las banalidades ante los principios de la conservación y uso adecuado de la tierra, lo que nos plantea repensar y contextualizar con sentido humano, el modelo de desarrollo que queremos y el desenfreno de vida que llevamos.
Debemos asumir una actitud responsable, comprometida con el futuro promisorio de las presentes y futuras generaciones, en el marco de una visión constructivista que dé apertura a nuevos paradigmas que humanicen la gestión humana, en armonía con las Leyes de la naturaleza.
En Levítico 25: 23 – 28, Dios dice: «La tierra no se venderá en forma permanente, pues la tierra es mía; porque vosotros sois, sólo forasteros y peregrinos que pasan por esta». «Si uno de tus hermanos llegare a vender su posesión, su pariente más cercano vendrá a redimirla para que la poseáis en heredad vuestras familias». En virtud de lo expresado en el párrafo anterior, la SOECI recomienda cambiar el concepto de pertenencia que tenemos de la tierra, de sentirnos dueño absolutos, cuando en verdad sólo somos parte de ésta, y en lo adelante convertirnos en usuarios conscientes, protectores de sus recursos tangibles e intangibles para preservar en ésta todos sus ecosistemas: ríos, playas, valles, montañas, praderas, bosques, flora, fauna y todo cuanto existe, debajo y encima de ésta.
La SOECI, clama por la protección de nuestra generosa Tierra, para que los humanos no sigamos descargando sobre ésta, más violencia, que no encendamos las hogueras que degradan sus suelos y destruyen sus bosques, montañas y praderas, contaminan el aire y las aguas por doquier.
Cansada y resentida, la embravecida tierra descarga también su ira, sin discriminar clases sociales, razas, color ni banderas, mostrando su fortaleza ante el enemigo opresor que la mantiene bajo amenaza extrema, sin apenas darnos cuenta que cuando la herimos, la misma suerte corremos y al propio tiempo nos convertimos en víctimas y victimarios de nuestro propio destino.
Todas estas inconsistencias humanas, provocan desequilibrio ecológicos, explosión sociales y severas crisis económicas, que sin lugar a dudas, traen consigo cambios radicales en el comportamiento humano, porque la explotación desmesurada del patrimonio natural a toda prisa, sin criterios lógicos y sin pudor, generan por un lado, grandes riquezas concentradas en pocas manos y por el otro lado, extraordinarias inequidades sociales y gran desequilibrio ambiental, que sorprendentemente se vuelven contra los seres vivos, donde el ser humano se lleva la peor parte.
Qué infortunio pensar que el ser humano de hoy, no percibe otro significado de su ambiente que no sea aquel que le sirva para su consumo inmediato, que no piensa en el mañana, todo lo quiere explotar ahora, como si fuera palabra de Dios, presagiando el final de la tierra. No le importa el qué vendrá, igual, se denota que los principales líderes no le ponen atención a salvaguardar el Medio Ambiente y la esencia de la ecología humana y demás especies, así como corregir los modelos de desarrollo de los pueblos incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente y de la vida en todas sus manifestaciones.
A la luz de los acontecimientos catastróficos de los últimos tiempos (guerras, pandemias, incendios forestales, sequías prolongadas, grandes inundaciones, contaminación de las aguas, exterminio de los bosques, desertificación de grande áreas, reducción de la cantidad y calidad del agua dulce y del aire), todos llevan una alta dosis de culpabilidad humana, lo que debe conducir a profundas reflexiones y examinar nuestra conciencia y cultura humanas, cegadas por la inversión de valores éticos, egoísmo, avaricia, libertinaje, despilfarro, acaparamiento y la falta de compromiso social, donde encontramos el origen de la mayoría de nuestros problemas ancestrales.
La SOECI afirma, que el ser humano de hoy, más que nunca, viola flagrantemente los principios, leyes, ciclos y procesos de la evolución dinámica de la tierra, imprimiéndole mayor velocidad al ritmo acelerado del sistema de vida, que en vez de armonizar, trastoca y lo complica todo. Recordemos que nuestra tierra, es una herencia que deberemos traspasar, con adecuada capacidad de respuesta, a las demandas a las futuras generaciones.
La SOECI, ante la grave situación en la que los humanos hemos sumido la madre tierra, como consecuencia de la avaricia desmedida, falta de solidaridad, visión de futuro y la calamidad que hoy sufrimos los seres vivos que la habitamos, proponemos lo siguiente:
– Primero: Reconocer el gran daño causado a nuestra Madre Tierra y sus terribles consecuencias en la totalidad de la vida sobre el planeta, por lo que hacemos un Mea culpa, ante Dios y la humanidad.
– Segundo: Demandar de los Estados y líderes mundiales, una declaratoria de respeto y protección de la madre tierra y la elaboración y aplicación de políticas coherentes para su uso sostenible.
– Tercero: Demandar de los Estados, la elaboración y aplicación de una estrategia educativa, a través de programas regionales de capacitación/acción permanentes, para la educación ambiental, a los fines de crear una cultura conservacionista fundamentada en la ecología humana y el uso adecuado de la tierra.
– Cuarto: Demandar del Congreso de la República Dominicana, la urgente aprobación de las Leyes de Ordenamiento Territorial, de Aguas y saneamiento y de Gestión Integral de los Residuos.
– Quinto: Elaborar un manual nacional de DERECHO DE USO ADECUADO, ZONIFICACIÓN DE SUELOS Y GOBERNANZA, responsable de la tenencia de la tierra, de conformidad con las Leyes de Ordenamiento Territorial y Ley 64-00.
– Sexto: Declarar de prioridad y alta política de Estado, la conservación y gobernanza de nuestro sistema cordillerano, para garantizar la cobertura arbórea de estos espacios estratégicos de la nación.
– Séptimo: proponer que desde el gobierno, a través del Ministerio del Agricultura y de la Dirección General de Ganadería, se elabore una estrategia de desarrollo sostenible de la actividad ganadera intensiva, a través del sistema de estabulación permanente, eliminando la utilización de terrenos de vocación.
– Octavo: Proponer la prohibición del plástico de un solo uso, asumiendo el sector empresarial su responsabilidad Extendida de la Producción, garantizando que la ciudadanía sea debidamente capacitada para su manejo sostenible.
«Garanticemos la sostenibilidad de la vida en la Tierra».
Junta Directiva, Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI).
República Dominicana.