SANTO DOMINGO, República Dominicana. Como voz que clama en el desierto, el Ministerio Juventud con una Misión JUCUM, levantó su voz profética para revelar uno de los males que aqueja a la sociedad dominicana, concerniente a la trata de personas, en la presentación de la obra «Red de sangre».
Red de sangre es una obra músico teatral, que expone cómo suele funcionar las asociaciones dedicadas al tráfico de personas en la República Dominicana, dejando por sentado sus principales responsables: familiares, amigos, políticos y gente influyente en la sociedad, fue presentada los días 19 y 20 de diciembre, en la sala principal Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito.
La trama, desarrollada en 4 actos (viviendo el sueño, pesadilla, una vida de cristal y la verdad al descubierto) es una combinación muy bien lograda de música, danza, teatro, videoarte, sonido y luminotecnia, con la excelencia que caracteriza las puestas en escenas por JUCUM.
La pieza, escrita, producida, dirigida y protagonizada por la destacada coreógrafa Eva Piccini, revela la cruda realidad que hace que nuestro país ocupe el tercer lugar en trata de personas, después de Tailandia, Filipinas y Brasil; algo que desconocemos la mayoría de dominicanos y que silentemente está afectando a muchas adolescentes y jóvenes que tras seguir sus sueños se aventuran, por engaño o pocas veces voluntariamente, no imaginando el infierno que les espera.
Omayra Álvarez, directora de JUCUM Santo Domingo, confesó que desde el 2013 es confrontada por el Espíritu Santo sobre tres cosas que el Señor espera de su pueblo: Hacer justicia, amar misericordia y humillarse delante de él. De estas tres, la más difícil y la que menos practicamos es hacer justicia; pues el hacer justicia, indiscutiblemente, nos traerá problemas.
«Todas las esferas de la sociedad tienen que ser permeadas por la Palabra de Dios, impactadas por hijos e hijas de Dios que no vendan sus conciencias ni sus principios y que no se doblen ante el sistema de este mundo; sino que se dediquen, precisamente, a hacer justicia, amar misericordia y humillarse delante de la presencia de Dios», subrayó la directora nacional de JUCUM.
«Esto no es solamente un evento teatral donde nos hemos esforzado en hacer las cosas con excelencia. Esperamos y aspiramos crear conciencia en la población para que accione, investigue y podamos hacer algo para parar los males que nos afectan. Tenemos que lograr volver a nuestra esencia que es Dios, pues nuestra tierra es Tierra de Dios y no podemos seguir con la mala reputación que el enemigo quiere», puntualizó Álvarez.
«No tenemos la capacidad de obligar a los otros a que cambien; pero los otros no tienen la capacidad de que cambiemos nuestros valores y principios. Necesitamos generaciones que produzcan cambios en nuestro país», concluyó la misionera y activista social pro vida.
En las escenas, actúan: Eva Piccini como la protagonista (Abigail), Jesús Villanueva como Mario, Brandy Berroa como Don Juan, Anlly Piantini como la Gata, Angel Brown como Lolo, Villanova como Peter, Lizzy Parra como Nancy, Joel Terrero como Pablo, con un montaje de primera, con más de 60 bailarines y actores. En dichas escenas se evidencian: vacío existencial, maltratos, duda de la existencia de Dios, enfermedades de transmisión sexual, insensibilidad, abortos e intentos de abortos, engaño, traición, y perdón.
JUCUM es una organización no gubernamental (ONG), enfocada en las misiones nacionales y foráneas, en restaurar las artes, levantar una generación cimentada en principios de la Palabra de Dios y en ayudas humanitarias.
Por Alexis Rodríguez