HECHOS. 3: 16-19, HECHOS 4:16: 22-23-26.
Nos encontramos frente a un Cristo que fue insultado, que fue sepultado por los sacerdotes, un Cristo que vino para sanar al enfermo y dar libertad a los presos, pero vemos a un pueblo que no le recibió, y que era necesario que aconteciera para que se cumpliera lo anunciado por sus profetas.
- Que Cristo tenía que predicar y ser muerto, y resucitar El entre los muertos.
- Pero estos por ignorancia mataron a Jesús el Cristo, el hijo de Dios.
- Mas Dios en su rica misericordia nos dice arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados, para que venga de la presencia de Dios tiempos de refrigerios.
HECHOS 3: 19-20
Hoy en día todavía seguimos matando al Señor con nuestra rebeldía cuando no recibimos los consejos y bondades de nuestro Jesús.
Cuando hablamos de refrigerio pensamos quizá en un vaso de agua fría o algo fresco en medio de una oleada de calor, pero queremos esta bendición pero ante la apresurada vida que llevamos, queremos agitar a Dios a nuestra agenda, y no nosotros ajustarnos a quien murió por ti, fue Él, y no tú ni nadie más.
HECHOS 4: 16-22
En aquel tiempo se creó tremendo alboroto en el pueblo porque Pedro y Juan habían dado sanidad a un enfermo por más de 40 años, mas los sacerdotes le ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús, y ¿quién puede callar un milagro como este?, pero la autoridad que había en Pedro y Juan era mayor que la que había en los sacerdotes y respondieron con autoridad.
¿Creen ustedes que es justo obedecer delante de Dios u obedecer al hombre antes que a Dios?
Hermanos la agenda de Dios esta primero, debes ajustarte a su agenda, a la necesidad de su templo de su alta y luego a la tuya porque esto es parte de desprendimiento.
Si quieren tener la autoridad y el poder de Pedro y Juan, sean capaz de hacer lo que ellos hicieron, se sometieron a la agenda de Dios y no le importó lo que tenía que suceder, porque morir en Cristo es ganancia.
HECHOS 4: 23-29
Podemos observa en el versículos 23 que fueron puesto en libertad y fueron a los suyos, y le contaron lo que le hicieron los sacerdotes y los ancianos; después de ser puesto en libertad levantaron gran clamor delante de Dios de alabanza, y estaban ellos unánimes.
- Y lo que habían creído eran de un corazón y un alma, y ninguno decía ser suyo propio.
- Tenía todas las cosas en común.
- Honra al Señor con todos tus bienes, adórale en espíritu y verdad.
- Alábalo con todo lo que tenga
- Alábalo con todo tu corazón.
Pastora Raquel Mariñez.
Santo Domingo, República Dominicana.