En estos días críticos, con esta situación de la pandemia del Coronavirus, recibí una exhortación para que hiciera una convocatoria por tres días para la comunidad de fe a la que pertenezco. El ayuno es una disciplina espiritual muy recurrida en tiempos de crisis, pero en la Biblia no solo se nos modela el ayuno como un recurso para afrontar emergencias, también nos enseña como un medio de disciplina para prepararnos y fortalecernos espiritualmente ante una expectación de Gloria, como nos modeló Jesús al prepararse para su ministerio.
Nunca subestimo un llamado, consejo o convocatoria, por eso procedí a consultar al Señor en oración y le pregunté: ¿Cuál ayuno es el recomendable para esta ocasión? La Biblia nos modela diferentes tipos de ayuno, entre ellos los más conocidos, son: el ayuno de Esther, el ayuno de Daniel, el ayuno de Isaías 58, el ayuno de 40 días y 40 noches de Jesús. De todos éstos, Él Señor me guío a contextualizar cuál ayuno sería más prudente.
Descarté el de Esther, pues la situación de amenaza de muerte no es por guerra bélica, sino viral, y abstenerse de alimentos en esta ocasión debilita el cuerpo, más bien debemos de nutrirlo. El ayuno de Daniel, podría parecer ideal, pero ante la condición de suministro de alimentos actuales sería una carga seleccionar cuáles alimentos sí y cuáles no, por tal período de tiempo. El ayuno de Isaías 58, le invito a leerlo, nos expone al errante, y obviamente no están dadas las condiciones para abrir puertas y socializar, mucho menos hospedar extraños. Así que el de Jesús, parecería el perfecto, pero no, no estamos preparándonos para un ministerio de alta envergadura.
Entonces escuché al Señor decirme en su palabra La Biblia: “El mejor ayuno es la obediencia”; porque obediencia quiero y no sacrificios, 1 Samuel 15:22, en tiempos cómo éstos es muy fácil caer en prácticas fuera del orden que el Señor nos ha dado, como una justificación a la “situación”.
¿De qué me vale, hacer sacrificios de abstinencia de alimentos, si desobedezco los principios que debo vivir en todo tiempo?
La disciplina de la vida cristiana, debe vivirse en todo tiempo y eso agrada a Dios más que mil sacrificios. La pregunta es, ¿En qué he dejado de obedecer en estos días? Que el Espíritu Santo, sea el que te guíe a toda verdad y confronte tu corazón para librarte del mal.
Yo por mi parte, decido seguir esforzándome por obedecer los principios de Dios, fáciles de encontrar en su palabra; por eso determino, amar al Señor y a mi prójimo; someterme a las autoridades; congregarme aunque sea por redes; realizar mi devocional cada día, es decir tener mi tiempo de intimidad con Dios a través de las escrituras y la oración; hacer discípulos, dar, diezmar, ofrendar, cuidar mis palabras, y consultar a Dios cuando tengo dudas, para procurar conocer y hacer su perfecta voluntad, ocupándome por obedecer y poniéndole pasión.
Sé que aquí digo cosas que quizás algún lector no entienda, pero estoy abierta a contestar cualquier inquietud, usted sabe dónde encontrarme, a la dirección de un clic: [email protected]
Honestamente hablando, Dios no nos pide sacrificios para este tiempo, con nuestra obediencia basta, por lo tanto, te convoco a la obediencia para este tiempo, el mejor ayuno es: Aislarte, quedarte en casa, esto no sólo te ayuda a ti, también a tu prójimo; administra bien tus alimentos, cuida la higiene y ora.
Debemos pedir al Señor que nos de sabiduría para ser entendidos en los tiempos como los hijos de Isacar. Dios aún habla y nos guía a través de su Espíritu en el discernimiento de los tiempos. “Todo tiene su tiempo” Eclesiastés 3:1.
“Cerca, Lejos y Siempre, en la luz del Reino”.
Pastora Beris Castellanos.
Santiago, República Dominicana.